
Giusseppe Tornatore dirige esta película basada en una obra de Alessandro Baricco, una leyenda surrealista y alucinada de un pianista que nunca existió. Musicalizada por Enio Morricone, no se trata de un fantasma, sino de un hombre que nació en el mar y nunca desembarcó, que nunca se registró y que por eso bine pudo no haber existido. Pero, está su música. Su padre adoptivo lo enseñó a leer letras, palabras, pero él aprendió a leer a las personas, sus caracteres y así hizo su música, acompañando a la gente, haciéndolos bailar, soñar o llorar. Tim Roth da vida a Danny Boodman T.D. Lemon, 1900, el niño que fue hallado en una caja de limones de T. D. (Tony D'Amato) encima del piano del comedor de primera clase. El niño que después de fallecer su padre, se sube a tocar el piano donde lo hallaron, el hombre que después le quita los frenos al piano, en medio de la tormenta, para bailar con el mar, el hombre que le gana en un duelo a Jelly Roll Morton cuando él solo quería tocar y aprender. El hombre que era inocente y puro y quería amar, pero su paralizante agorafobia no lo dejaba. El hombre que muere a bordo de su hogar, el Virginian. La historia la relata Max Tooney, quien fuera trompetista y amigo entrañable, interpretado por Pruitt Taylor Vince. Una película de 1998 vale mucho la pena verla y sobretodo, escucharla.